Dicenso

Posted on 01/08/2013

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79499_gdAsí, con “c”. Total, la ortografía y la gramática están tan venidas a menos en los medios de comunicación que disculpará el lector esta pequeña licencia para hablar del tema en boga: El Censo Nacional de Población y Vivienda, y sus sospechosos resultados.

Hemos defendido desde esta (quinta) columna con vehemencia y pasión la presunción de inocencia y el debido proceso, y no haremos excepciones respecto al INE y su trabajo en el Censo. Dejémoslo ahí: los resultados son sospechosos, y necesitan una verificación seria e imparcial para juzgar si han sido o no manipulados. Mientras tanto, otorguémosles el beneficio de la duda. No hay porqué rasgarse las vestiduras, especialmente en la capital Oriental, por una disminución de 3,7% entre los resultados preliminares y los actuales, pues no significa ningún cambio en la distribución de escaños, y tampoco va a significar una variación importante en los recursos de coparticipación. Sí significa una duda importante sobre la credibilidad del INE, pero eso es otro tema.

Pero hay otros datos mucho más interesantes en los resultados publicados (no podemos esperar a que cuelguen la base de datos, ahí encontraremos mucho más). Por ejemplo, hay avances muy importantes y que hay que aplaudir de pie respecto a la igualdad de género en la educación: las brechas se han cerrado casi, casi por completo, excepto en Potosí y Chuquisaca. ¡Bravo! No obstante, el avance de la escolaridad en general fue más lento entre 2001 y 2012 que entre 1992 y 2001. Hay que ver qué está pasando.

Otro dato interesante: Somos un país mayoritariamente mestizo. O mayoritariamente “ninguno”, en realidad. Puñetazo en el ojo de quienes afirmaban que 90% de la población es indígena. Ojalá con este revés inesperado nos dejemos de clasificaciones de este tipo y nos olvidemos de una vez por todas de esta pregunta tan primitiva

Más datos interesantes: Hemos avanzado mucho en alfabetización, pero de ahí a declarar a Bolivia como país libre de analfabetismo hay una enorme distancia. Aunque aquí también se han ido cerrando las brechas entre hombres y mujeres, todavía 7,5% de las mujeres mayores de 15 años no saben leer ni escribir. Son los resabios de la antigua república colonial, dirán algunos, y la prueba está en que la brecha se presenta entre las personas mayores de 45 años, los jóvenes están mucho más empatados en alfabetismo. OK, vamos a aceptar ese argumento.

En cuanto a la vivienda, aparentemente tenemos un stock importante. Existe una unidad de vivienda por cada 3,7 habitantes, pero sería interesante saber según este censo cuántos miembros tiene en promedio la familia boliviana. Tanto es así el stock, que 4,7% de las viviendas están desocupadas. Falta información para ver si existe déficit o superávit de vivienda, pero parece que nos están sobrando.

Pero esta vivienda tiene todavía problemas muy serios. Un tercio de nuestras viviendas no reciben agua por cañería, por lo que el programa MiAgua todavía no muestra resultados serios, pues desde el 2001 sólo hemos mejorado en un 4%. La electrificación en cambio ha tenido mejores resultados, bajando de 35,62% a 19,04% la cantidad de hogares que carecen de este servicio (21,81% si se suma a quienes producen su propia energía eléctrica mediante motogeneradores, paneles solares, etc.). En cuanto a los servicios sanitarios, hemos avanzado un poco más rápido que con el agua, pero todavía muy poco, solo 6%. Y ojo que esto es incluyendo todos los servicios sanitarios, ya sean por red, cámara séptica o pozo ciego, lo cual no dice mucho. De hecho, 60,6% de las viviendas en Bolivia no tienen alcantarillado, lo cual es enorme.

En cuanto al combustible, apenas el 10% de la población tiene gas domiciliario. En cambio, más de un tercio de los hogares todavía cocina con leña o taquia. La garrafa de gas licuado sigue siendo el combustible más utilizado de lejos, con 61%, lo cual plantea todavía problemas muy serios de logística, distribución y acceso.

Uno de cada diez hogares tiene un familiar que ha emigrado en el periodo intercensal, lo cual es enorme. El mayor porcentaje de viviendas particulares con emigrantes (27%) se encuentra en el departamento de Cochabamba, confirmando el mito de que los cochabambinos emigran muchísimo; en segundo lugar, se encuentra Santa Cruz (24%) y en tercer lugar, La Paz (20%), siendo estas cifras también muy altas, a pesar de que son estos departamentos los con mejores indicadores de calidad de vida.

No hay aún datos publicados sobre empleo, ingreso, calidad de la vivienda, inmigración, tasa de urbanización y atención de la salud, que espero se publiquen pronto, ni los datos están todavía desagregados por municipio. Esperemos que todo esto se conozca ya pronto. Entre tanto, dos conclusiones me vienen a la mente: hay un progreso general en los indicadores publicados, pero estamos aún lejos del paisaje idílico que nos vienen describiendo desde el gobierno, y hemos pasado ya la cresta de la transición demográfica y Bolivia da ya las primeras señales de envejecimiento de su población, lo cual trae nuevos desafíos muy importantes que hay que encarar ya nomás.

Esteban